Kokopelli Elche, resiliencia de las economías locales frente a las crisis globales*

Guillermo Segarra Soria, de Kokopelli Elche ©2018 Elena Simona Craciu

*Sèrie d’entrevistes a productores i productors del Mercat Ecològic d’Elx; perquè darrere dels productes hi trobem persones i històries.

Kokopelli Elche es un proyecto social ligado a la tierra y a la tradición del Camp d’Elx. Inspirado en el dios hopi de la fertilidad, da valor a la comunidad como eje vertebrador de la sociedad. Iniciativa de un agrococinero retornado de Francia, que, seis años después, no sólo se mantiene, avanza y se expande, también se vincula a otros proyectos y crea alianzas para resistir y transformar los modelos productivos hegemónicos que colonizan y depredan personas y territorios. Guillermo Segarra Soria nos cuenta su historia, ligada a la de Rubén Candela, Alfredo Moya Martínez, Mariló Antón Bolaños y a sus familias.

Empecemos por el nombre… 

Kokopelli, travieso, curandero y cuentacuentos, es el dios de la fertilidad y la fiesta de una comunidad indígena americana. También una asociación francesa que se dedica a la protección de las semillas antiguas y de las variedades ancestrales, tradicionales y ecológicas. Nos gustó porque tiene una relación directa con la ecología y, además, es un personaje gracioso e integrador.

¿Y quiénes sois?

Toda esta locura se inició en 2012. Como cocinero, a mi vuelta de Francia, tenía intención de abrir mi propio restaurante y trabajar con productos locales y ecológicos. Sin embargo, al llegar, no encontré casi nada de lo que buscaba, salvo algún productor y algunas iniciativas en proceso pero no consolidadas. Y decidí hacerlo por mi cuenta. Empecé con el huerto familiar e intenté varios proyectos, hasta dar con mis dos socios actuales, Rubén y Alfredo, dos años más tarde. Hoy somos un equipo consolidado. En estos momentos estamos intentando crear una cooperativa de trabajo asociado, una nueva figura jurídica que se ajusta mejor a nuestra situación. Somos tres socios, más otra compañera, Mariló, que se acaba de incorporar a tiempo parcial. Intentamos aportar de manera igualitaria, con trabajo, capital o conocimiento. Hasta ahora, trabajábamos todos en el campo y nos alternábamos para los repartos semanales y los mercados.

¿Qué hacéis?

Hacemos cultivo de hortaliza y fruta de temporada, al aire libre y en ecológico en dos fincas que tenemos en las partidas rurales de Pusol y La Hoya en régimen de alquiler. No tenemos certificación por ahora, pero estamos en proceso de tenerla. Distribuimos a domicilio, en los mercados ecológicos de Elche, restaurantes y comercios. Tenemos una tienda virtual y acabamos de incluir el servicio de restaurante.

Cuéntanos mejor esto último…

Es un nuevo servicio de acabamos de integrar en el proyecto Al ser cocinero, algún día me tenía que desvincular del campo. Ese momento ha llegado ya y, desde hace unas semanas, dirijo el servicio de comedor de una gran empresa de Elche, por lo que los alimentos del huerto también los desviamos allí.

¿Qué aportáis a vuestra área de influencia?

Pretendemos aportar un nexo de unión para productores y consumidores; ser una fuente de alimento sano y libre de químicos en su ciudad. La gente no es consciente de dónde proviene todo lo que consume y las implicaciones que esto conlleva. Es muy fácil ir al supermercado y que el carrito de la compra tenga un curso de más de veinte mil kilómetros. Y aunque paguen un precio que parece barato, en realidad están pagando más. De nuestros impuestos, por ejemplo, se pagan subvenciones a empresas que importan y exportan. También está el hecho de revertir el dinero en nuestra ciudad. Es importante ser conscientes de que al comprar en ciertos sitios o por Internet estamos enviado el dinero a otros lugares.

Y si queremos que nuestra comunidad se enriquezca, es necesario invertir en los proyectos y en las personas de aquí. Para nosotros es fundamental generar una estructura que se nutra de empresas locales y que sirva a personas cercanas. Buscamos calidad y ser nexo, no competitividad; saber a quién compramos y a quién vendemos. Eso es lo que queremos y de lo que nos sentimos orgullosos.

Abrís el campo a la gente…

Sí, es un pilar muy importante del proyecto. Organizamos y acogemos talleres con niños, actividades de puertas abiertas y actividades lúdico-festivas, como calçotadas, concurso de paellas o cine de verano. También tenemos jornadas de  voluntariado el primer domingo de cada mes, para que quien quiera venga a echarnos una mano en tareas de desherbado, poda, limpieza y cosecha, y así ver en persona lo que hacemos. Tener una etiqueta de cultivo ecológico puede ayudar a alguien que no nos conoce, pero quien sí, prefiere ver qué y cómo lo hacemos. Es la manera de dar confianza a la gente. Somos muy claros y transparentes, y permitimos ver la trastienda de lo que hacemos.

¿Cómo es vivir en y de lo ecológico?

No es fácil. Vivimos de un negocio en el que la competitividad es muy alta porque las grandes empresas agrícolas trabajan con precios muy bajos, a veces a cualquier coste. No importa que se utilicen productos químicos que bordean los límites de la seguridad alimentaria o que se hagan cultivos súper extensivos para favorecer la bajada de precios… Se ha liberado el mercado de la agricultura y sucede que se especula con ella, como en cualquier mercado, para jugar con los precios. Se tiran grandes partidas de comida o se almacenan meses para evitar caídas de precio o producir subidas. Y no me quiero meter en el tema de las patentes alimentarias…, en la que para un tribunal hay que establecer diferencias entre un maíz y el que se patenta pero al consumir le dicen que es igual que el de siempre. Las empresas farmacéuticas son poco claras y juegan con nuestras vidas, por ser las propietarias de las semillas de nuestro y de los medicamentos que nos venden para “curarnos”. El sistema que hemos creado permite que se de este tipos de situaciones, que la mayoría no tiene el valor de evitar o prefiere hacer oídos sordos y seguir a lo suyo.

¿Qué está pasando con las semillas?

En algunos países las semillas no se pueden vender si no están en un catálogo propiedad de las farmacéuticas, es decir, lo que queda fuera del catálogo no se puede distribuir legalmente.  Esta gente está expoliando países para guardar las semillas, apropiarse de su capacidad reproductiva y evitar que otros podamos distribuirlas. Se están quedando con el mercado de las semillas, de la alimentación, de los productos fitosanitarios y de las enfermedades, lo que la estrategia es hacernos enfermar con la alimentación y curarnos con los medicamentos.

¿Y qué podemos hacer?

Consumir local, no seguir a las grandes superficies y evitar hacer más ricas a las farmacéuticas, que son quienes dominan los países, porque controlan sus recursos.

Hay que consumir lo imprescindible y lo más local posible.

¿Por qué son importantes los ecomercados locales?

La resiliencia es la capacidad de mantener la integridad estructural ante un agente perturbador o la capacidad de recuperarla sin daños. Las economías locales que no dependen de estructuras globales y complejas se articulan de manera versátil, dinámica e integradora, lo cual les permite no verse gravemente afectadas por las crisis globales, cambios de gobierno…  Por ejemplo, en pueblos con pocos habitantes o en las famosas comunidades en pueblos abandonados, el alcalde, como pasaba antiguamente, articula cuáles son las tareas y los trabajos imprescindibles, sin ser de derechas o de izquierdas. Entonces, un panadero, un agricultor o un ganadero son de vital importancia. ¿Crees que a ellos les afecta mucho la burbuja inmobiliaria, el Ibex o la lesión de Ronaldo?

Las economías locales son resilentes a los agentes externos y los mercados ecolocales son un factor importante de creación y germen; generan riqueza local, favorecen los vínculos entre personas y se transfiere el conocimiento.

Proyectos como el nuestro y otros ayudan a diversificar las economías y a sentar una base social. Tenemos más versatilidad para poder vender aquí o allí. Somos estructuras pequeñas, simples y poco pesadas a las que no afecta un cambio de viento.

¿Cómo ves la situación con respecto a hace seis años?

La situación ha cambiado mucho. Hay más productores en ecológico y se están sumando iniciativas, no sólo agrícolas: de artesanía, cosmética, panadería… Este mercado, por ejemplo, con gente de Confrides, Alcoy, Villena…, favorece que nos podamos unir para colaborar y tener una voz más fuerte. Necesitamos compartir y colectivizar. Nosotros colaboramos con otros agricultores, compartimos maquinaria, redes de distribución, ayuda en la cosecha, etc…, con lo cual se simplifican los trabajos y nos vinculamos.

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Kokopelli Elche

717 770 735

kokopelli@gmail.com